Y es que, tanto el ritmo que marca la sociedad, como nuestros propios procesos internos hacen que tendamos a olvidar las necesidades de nuestro cuerpo físico, exigiéndole por encima de sus posibilidades y llevándolo a la extenuación. El cuerpo físico necesita parar, necesita ser visto, reconocido y atendido, y ese puede ser un buen momento para ello.

Sentirás como los sentidos se agudizan, la mente se despeja y todos tus ritmos descienden. Te encontrarás más ligero y más relajado, la piel se vuelve más suave, el pelo brilla más… y una mezcla de bienestar, vitalidad y satisfacción inunda todo tu cuerpo.

Los ayunos, y las depuraciones en general, promueven la eliminación de toxinas y esto nos ayuda a poner a punto nuestro cuerpo. Se trata de una práctica común que ha venido realizando gran parte de las civilizaciones a lo largo de la historia de la humanidad, y es a partir del Siglo XIX cuando comienzan a estudiarse y conocerse sus beneficios terapéuticos.